octubre 03, 2006

Paseo Ciclista Ros-Ens sep 2006

Mi único propósito al inscribirme al gimnasio era el de bajar de peso o perder tallas (cualquiera que llegara primero) y es algo que he logrado al cabo de meses de esfuerzo y un poco de sacrificio.
Mientras pedaleaba en mi súper bici de 500 pesos, hice una analogía del paseo con la vida al observar varios sucesos que pusieron a mi máquina a pensar.
LA SALIDA: Te preparas para un camino largo, con dificultades y sabes que habrá muchos obstáculos a vencer. La hidratación y la energía son vitales para llegar a tu objetivo. Inicias con todas las ganas del mundo, ávido de vivir experiencias muy diferentes y sentimientos poco conocidos. Son las 10:30 am y 4, junto con otros 6,456, somos los que emprendemos este recorrido, 4 con el sueño de alcanzar la meta, o por lo menos la mitad, y ser vencedores en la vida, en la carrera y en cualquier propósito que tengamos. Te topas con las primeras subidas. Éstas son fáciles y no requieren tanto esfuerzo. Asimismo, las bajadas son de lo mejor.
EL CAMINO: A lo largo del camino se incrementa el esfuerzo, las subidas se inclinan más y las bajadas disminuyen. Tus amigos se pierden en el camino y pasa la gente a tu lado, gentes desconocida que te hacia plática y después se iba, adelantaba el paso, gente que no volverías a ver. El camino difícil estaba por venir. Los espectadores te asedian, y lo mejor es que lo hacen por lo que sienten, no te conocen pero te apoyan febrilmente. Descansas 15 minutos, tomas agua y continúas el recorrido. Muchos bajan de sus bicicletas y caminan, pero siguen sin derrotarse. Me encuentro a uno de mis amigos. Viene acalambrado, herido, cansado, se cayó pero el sólo se levantó. Lo ayudo unos minutos mientras se recupera y continuamos el paso, lento pero queremos terminar. Mientras lleguemos no importa como.
LA ÚLTIMA SUBIDA: La pendiente es inclinada, muy inclinada. Habían pasado 6 horas y todavía seguimos luchando en el camino, cuando ira a terminar este infierno? Ahora caminamos. No podemos con las bicicletas, el sol nos agobia y los calambres se hacen presentes en mi amigo. Pasan los camiones “levanta muertos” para aquellos que se dieron por vencido. Le pregunto a mi amigo si quiere subir y se niega, “muerto, pero llego”. Seguimos caminando, seguimos subiendo y cada vez es más pesado. Las piernas ya no responden, la espalda, la cadera, duelen pero queremos terminar. A lo largo, se alcanza a observar la caída, ya llegamos al final, son un poco más. Me subo a la bicicleta y doy un último esfuerzo, última velocidad, un poco más, el sudor corre por mi frente y el cansancio se apodera de mí. De repente, ahí está, el descenso y sugiero a mi amigo que se monte y se deje llevar, lo hace e iniciamos el final.
LA META: El descenso es rápido y peligroso, cualquier movimiento en falso puede ser fatal. Son aproximadamente 20 minutos de camino libre, de aire chocando contra nuestros cuerpos cansados, de aquí en adelante es terreno plano. Pero ese camino hacia el final es más largo de lo que pensé. Lo autos se atraviesan y debes frenar, la gente ya no te apoya, te insulta pero no te tiene que importar por que hemos logrado más de lo que pensamos. Otra vez los calambres. Vamos despacio, lo peor ya paso. Una bajada leve y pedaleamos. Estamos cerca. Gritamos de alegría y no lo podemos creer, quien lo hubiera imaginado. El primer semáforo, ya estamos dentro. Un poco más. Grito y me emociono, pedaleo y dejo atrás a mi amigo. La garganta se paraliza con un nudo que me provoca algo de sentimentalismo pero me contengo, sólo quiero llegar. Ahí esta, dice META, nunca pensé que esa palabra me daría tanta alegría. Estoy cerca, unos metros mas y llego! No lo puedo creer. Llegué, logré tanto, soy capaz de cualquier cosa, ahora nada es difícil, y nunca más lo será. Me llena de orgullo pensar que terminé una prueba “física” ultra difícil. Lo pude hacer a pesar de todo, a pesar de los obstáculos, las pendientes, los insultos, los carros. Nadie pudo conmigo y el tiempo…el tiempo es la ambigüedad de la naturaleza, es relativo en la esencia del ser, es, a final de cuentas, inevitable. Pero llegué…y nadie lo puede cambiar.