octubre 20, 2006

Un día normal en la garita de Otay

Eran las 5 de la tarde, justo al salir del trabajo cuando decido cruzar a los EU. Como siempre, las líneas de Otay tardan una eternidad pero no me preocupé pues iba temprano. Después de media hora me percate que la estúpida línea era falsa y todos se estaban cambiando a la izquierda, pero nadie nos quería dar el pase, claro, con justa razón. No tardé mucho en entrar a la línea, un buen samaritano se apiado de mi histeria. Mas adelante, como a 10 carros de cruzar, los carros que estaban en esa línea falsa y que no lograron entrar se “dejaron ir” hasta enfrente, por donde yo me ubicaba, ahí comenzó el infierno. Decenas de carros querían hacer lo posible por entrar a esa línea, no les importaba si golpeaban el carro, sus caras eran de barbarie mientras la mía de angustia y desesperación, rugían como animales a punto de cazar su presa y se burlaban cuando yo lloraba. Tenía miedo, era como si todos quisiesen adueñarse de mi espacio, mi aire y les importara muy poco las consecuencias de aquella barbarie. Las miradas eran más horribles cada vez, una fuerza endemoniada se ha apropiado de ellas. Pero nada pudo ser peor que el gigante anaranjado que me atacó en el último tramo. Era un f300 color naranja, model 1800, manejado por un “dick head” que no era más alto que yo. Se me abalanzaba con una indiferencia que me molestaba aún más. No le importaba en lo absoluto pegarle a mi carro, todos me decían que lo dejara entrar, que no me pusiera al “tu por tu” con un titán, que me iba a golpear, pero por qué me iba a dejar, por qué un imbécil como él puede hacer lo que quiera sólo porque trae un troque, de qué se trata la vida entonces, de qué! Lo peor fue que perdí, no pude contra él, fracasé y me hizo a un lado como a una maldita pulga. El encabronamiento se apoderó de mí y lloré con una rabia e impotencia, las venas se me saltaron al pensar en lo basura que me hizo sentir y fue ahí donde muchos recuerdos llegaron a mi mente, recuerdos que me hicieron sentir peor de lo que ya estaba. Estúpido! pensé. Pero todo lo dejo en las manos del Karma, aunque mis manos sí lo hubieran hecho pedazos con el coraje que tenía. Maldito idiota estúpido hijo de -----. Pero afortunadamente estás conmigo, y me consuelas después de un arranque de histeria, ira y otros rollos sentimentales. Respecto al ------- aquel: FUCK YOU, ASSHOLE and BURN IN HELL.