junio 05, 2004

Por un momento, me desconocí. Simple y sencillamente no era yo. Una fuerza maligna se apoderó de mí intentando destruir el mundo. El guerrero quizo salir. Por suerte los detuve a tiempo, de otra manera, el guerrero hubiera salido herido y arrepentido. Pero, no era yo. Lo sentí dentro de mí. Estaba esperando el momento preciso para atacar. Y el destino estaba de mi lado.